La moda de
los vehículos SUV ya estaba imponiéndose en el mundo, cuando en Brasil no
existía un exponente del estilo ofrecido a la venta por ninguna terminal. Las
versiones familiares derivadas de coches de turismo tenían un gran éxito entre
los compradores, pero los SUV no eran eso: se trataba de vehículos de mayor
volumen y despeje, capaces también de transitar caminos difíciles.
Desde hacía
mucho tiempo, Chevrolet ofrecía al mercado las versiones “Veraneio” derivadas
de las grandes pick ups, que además eran utilizadas por fuerzas de seguridad y
como ambulancias, pero el concepto SUV aplicaba más a la que en Estados Unidos
se conocía como Blazer, es decir, una pick up S/10 carrozada y de dos puertas,
con menor distancia entre ejes y por tanto más maniobrable también en ciudad.
Algunos
carroceros independientes como SR (Souza-Ramos) y Brasinca, a partir de la pick
up A-20, acortaban su chasis y la complementaban con una cabina posterior
cerrada, creando un habitáculo contínuo para seis ocupantes. Estas
transformaciones tuvieron gran acogida entre el público. El modelo de Brasinca
se llamaba “Passo Fino”. La
General Motors brasileña aprovechó ese incipiente nicho del
mercado, y no tardó en ofrecer su propia versión, que era muy parecida a la que
producía Brasinca, pero que integraba en un solo elemento la cúpula trasera al
cuerpo del vehículo. La nueva versión se llamaba “Bonanza” en alusión a la
famosa serie de TV norteamericana, emitida desde 1959 hasta 1973 y a partir de
1963 en le televisión brasileña. El logo y el respaldo de la marca Chevrolet
fueron un gran espaldarazo para la
Bonanza, que rápidamente desplazó del mercado a los productos
de carroceros independientes.
Las
anteriores “Veraneio” (vehículos similares pero de cuatro puertas y carrocería
de tamaño completo) habían sido discontinuadas en 1988, por lo cual el
consumidor que deseaba una pick up con capacidad y comodidades de “perua” no
tenía mucho que elegir. La apertura de las importaciones a finales de la década
de los 80s trajo productos de un segmento para el cual la industria local no
tenía ninguna oferta.
La Bonanza tenía su distancia entre ejes
acortada de 323 a
259 cm
respecto a la pick up de la que derivaba, que a su vez era una camioneta con
diseño propio, que arrastraba la tradición de GM de producir en Brasil pick ups
sin parangón en el resto del mundo. Su comportamiento en ruta era aclamado, a
la vez que en ciudad, su longitud (menor a muchos coches familiares
contemporáneos) también la hacía ágil. Los conductores prefirieron este
vehículo por su posición de manejo elevada, y por considerar que ese aditamento
la haría más segura a la hora de algún accidente. A pesar de que su amplio
interior hubiera podido alojar cómodamente a seis pasajeros, Chevrolet orientó
el producto a la deportividad y el confort, dotándolo de dos butacas delanteras
separadas por un generoso portaobjetos.
Su peso de
más de dos toneladas, sin embargo, hacía que el motor gastara más de lo
aconsejable. Sumado esto el hecho de que el alcohol que movía sus motores tenía
un 33% menos de poder calórico que la nafta, por lo tanto la autonomía del
tanque de combustible se reducía notablemente, debiendo repostar cada 400 kilómetros. Las
últimas versiones incorporaron motor turbodiesel, que solucionó ese problema.
La Chevrolet Bonanza fue discontinuada en 1994
reemplazada por la nueva Blazer, después de 3.885 unidades producidas, dejando
escrita una página importante en la historia del automóvil del país vecino, ya
que su concepto estableció una bisagra en el gusto de los consumidores. El
nuevo nicho inaugurado, el de las SUV prácticamente marcó el inicio del declive
de las famosas “peruas”, y abrió el camino a las futuras SUV familiares al
estilo “Ecosport” y todas sus copmpetidoras, tan apreciadas por los
consumidores de la región.
La miniatura
es del coleccionable “Carros Inesqueciveis do Brasil", con todos los retoques
acostumbrados.
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