Para 1955
Chevrolet había preparado un auto totalmente nuevo, con un potente motor V8. Lo
que luego sería uno de los mayores éxitos de la marca de todos los tiempos, y
uno de los más emblemáticos de la década de los 50s, el Bel Air 55. Ford no
podía quedarse atrás, y como ya tenía un V8 en producción, también preparó la
presentación de lo que sería su modelo más popular, el Fairlane. Las líneas de
los coches tenían su personalidad, pero muchos elementos coincidentes.
Comparamos en este caso dos versiones coupé dos puertas, de techo duro.
El
Chevrolet 1955 además de tener un excelente motor era un coche totalmente
nuevo, incluyendo chasis, suspensión, dirección, carrocería. El coche de Ford
para competir contra él era en realidad un restyling de las series anteriores,
tan bien hecho que mucha gente pensó que se trataba de un coche nuevo, pero a
diferencia del Bel Air, no lo era. El nuevo Fairlane venía a reemplazar a la
serie Crestline del año 1954. Al verlos lado a lado notamos que son coches muy parecidos en cuanto a su concepto general.
Los
interiores del Bel Air eran muy modernos y estilizados, mientras que los del
Fairlane eran mas lujosos. El Bel Air fue el auto mas popular de ese año, y el
mas vendido sumando todas sus versiones casi 900.000 ejemplares. La marca Chevrolet
ganó la pulseada en las ventas de ese año, con el 23%, y Ford se quedó en el
segundo lugar con el 22,3. Lejos, aparecía Plymouth, de la Chrysler Corporation,
con un 9,4%. Recién en 1957 Ford se impuso sobre la marca de GM en el total de
las ventas. En la vista lateral notamos que un elemento que los distingue es el diseño de las líneas de cintura y los adornos cromados que las resaltan. El diseño de los laterales del Ford a la altura de las ventanas es recto, mientras que en el Chevrolet se deja ver un abultamiento, que en la década de los 60s se haría casi de rigor en todas las marcas. Los pilares "A" y "C" tienen idéntica resolución, y hasta los ventiletes rectangulares son muy similares.
Con el paso
del tiempo, los Chevrolet 55 se mostraron más confiables y duraderos que los
Ford contemporáneos. Parte de ese éxito se puede deber al sistema eléctrico de
12 volts de los Bel Air, en contraposición al de 6 de los Fairlane. Otra causa
era que con el tiempo los carburadores de los Fairlane se volvían poco
confiables, lo que sumado a la mala carburación tornaba dificultoso el
arranque. Desde el trente notamos una diferencia en el ancho de la grilla. En el Ford se extiende de lado a lado del vehículo y en el Chevrolet se limita a la zona comprendida entre los guardabarros, apenas un poco mas ancho que el capó.
En ambos casos hay un emblema tridimensional en la línea del centro del capó, que se adivina como un ave estilizada o un avión. Los parachoques cromados tienen el mismo criterio en cuando al diseño en ambos casos, y cuentan con defensas verticales. Los parabrisas de los dos coches son panorámicos, muy al gusto de esos años. La ubicación de las ópticas principales remata las partes superiores de los guardabarros en ambos casos, los pilotos se ubican con idéntico criterio, debajo de las principales. Característica de los Fairlane era que los diseños de esos pilotos variaba según la versión del coche. En los Bel Air eran siempre los mismos.
En una vista trasera vemos que ya se insinuaban las "tailfins" que tanto desarrollo adquirieron sobre fines de los 50s. Ford insistía con el diseño circular de los pilotos traseros, inaugurado un par de años antes, y que se extendieron hasta principio de los 60s en muchos de sus modelos (Mercury, Thunderbird, Falcon, Galaxie). En los dos coches los pilotos son monocromáticos.
Los paragolpes traseros tienen un diseño tan similar que se pensaría que son intercambiables. LAs tapas de baúl son de diseño y dimensiones casi idénticas, y las lunetas también. Afortunadamente las miniaturas tienen matrículas históricas, de California del Fairlane y de Nueva York el Bel Air.
Los diseños y las caídas de los techos también tienen el mismo criterio, de ogual manera los guardabarros tienen parámetros similares: Más altos los delanteros, y los traseros que cubren parcialmente las ruedas. En ambos casos éstas tienen una ancha banda blanca y embellecedores cromados de diámetro idéntico al de la llanta, muy al gusto de aquellos años.
La inevitable foto aérea nos revela hasta qué punto estos coches comparten tamaño y diseño general. Aunque los habitáculos son casi iguales, el techo del Bel Air tiene más chapa, siendo las lunetas y parabrisas un poco mas inclinados del Ford los que hacen la difeerencia.
Las miniaturas son de marcas distintas pero similar origen, por lo tanto el comparativo se favorece. El Ford es Matchbox y el Chevrolet Vitesse, pero ambos se consiguen también con las marcas invertidas, debido a alguna transferencia de matrices entre ambas. Los criterios de construcción son similares. Ambas son muy pesadas, sus bases son metálicas, al viejo estilo. Tienen insertos cromados hechos de piezas independientes, ópticas delanteras de plástico transparentes y pilotos traseros pintados en las carrocerías. Los interiores vienen pintados y detallados de fábrica.
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