Uno de los
vehículos más simpáticos del mundo es el filipino llamado “Jeepney”, por la
contracción de dos parabras: Jeep y Jitney (autobús). La historia de este
pintoresco medio de transporte se remonta a las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.
En las
islas Filipinas los Estados Unidos tenían las más importantes bases militares
de la Guerra
del Pacífico. Allí llegaban los pertrechos militares provenientes del
continente, y luego eran destinados a los distintos frentes de batalla de la
región.
Los Jeepdel Ejército llegaron allí en cantidades tan grandes, que al momento del final
del conflicto, mas de doscientos mil vehículos quedaron abandonados en las
islas. Repatriar ese material era muy caro, por lo tanto lo menos oneroso fue
dejarlos en las Filipinas, algunos de ellos abandonados en el lugar exacto
donde el fin del conflicto los sorprendió. A continuación, miles de filipinos
se hicieron cargo de los mismos, adquiriéndolos por poco dinero o directamente
apropiándose de ellos por las buenas.
La cantidad
de jeeps era exorbitante en relación con la población del país, y la escasa
motorización que ésta tenía. Por lo tanto, el jeep militar pasó a ser el
vehículo mas abundante den las calles. El utilitario ocupó todos los nichos
disponibles. El más pintoresco, es el de autobús. Para construírlo, los
artesanos mecánicos locales procedían a cortarlos al medio y prolongar sus
chasis con largueros de hierro, y con planchas metálicas complementaban las
carrocerías. De este modo nació el “Jeepney”, el cual cubrió la necesidad de
transporte público y de cargas.
Invariablemente
el Jeepney artesanal tenía techo, debido al tórrido clima local, mas no tenía
vidrios laterales más allá del parabrisas. Por la benignidad del clima, los
vidrios no eran de primera necesidad. Los jeepney se utilizaron para el
transporte de todo tipo de cargas y mercancías también.
Un cuarto
de millón de unidades Jeepney circulan aún hoy por las calles de Filipinas. Por
su construcción artesanal, ningún vehículo es igual a otro. Todos tienen toques
personales en su construcción, y un esmerado barroquismo en sus decoraciones.
Al igual que las embarcaciones, la mayoría de ellos está bautizado con un
nombre propio.
Hoy, a mas
de 70 años de finalizada la conflagración bélica, los jeepney siguen prestando
servicio como el primer día. Recambios constantes de piezas, partes de
carrocería, ruedas y mecánica, hacen que en algunos casos carezcan por completo
de las piezas originales de los jeeps que les dieron origen. Filetes, colores
brillantes, esculturas, colgantes, faros adicionales, cromados, espejos,
parachoques adicionales y todo tipo de adornos e inscripciones les dan un aspecto
particular a cada uno de ellos.
La
capacidad oscila entre los 11 y 18 pasajeros. Algunos de ellos son tan mimados
por sus propietarios que son verdaderas obras de arte rodantes. Aficionados de
distintos países han adquirido unidades a precios que rondan los 6.000 dólares,
mas el costo del flete a sus respectivos países. Cuanto mejor conservado y con
más gusto decorado, mas valiosos se consideran.
La
miniatura de las fotos es del grupo Ixo y pertenece a la serie “Taxis del
Mundo” de Altaya.
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