El
Chevrolet Opala coupé fue desde sus inicios un coche que en Brasil suscitó un
fanatismo extremo. Era el coche más veloz del país hasta la aparición de los
Ford Maverick y Dodge Dart, aunque éstos tenían motores V8, de los que el Opala
nunca dispuso.
La
popularidad del Opala en el vecino país es comparable con la que en Argentina
disfrutó la coupé Chevy, con la diferencia de que la Opala estuvo mucho más
tiempo en producción que su prima local, y presentó también varias
reestilizaciones, sin variar nunca las líneas generales, que provenían del OpelRekord C alemán.
La historia
del modelo brasileño se remonta a mediados de la década de los 60s, cuando la General Motors do Brasil,
especializada en camiones y utilitarios desde 1925, decidió incursionar en la
producción de automóviles de turismo. Para fabricar el primer Chevrolet
nacional, las opciones eran desde los estadounidenses Impala y Nova hasta los
modelos más económicos de la Opel
de Alemania, como Kadett, Olimpia o Rekord, que llegaban por entonces al país
vecino importados en pocas unidades.
La cuestión
se resolvió cuando GMB se decidió por el Rekord alemán. La primera presentación
fue la del sedán de cuatro puertas, en dos versiones, “Especial” (modelo
básico) y “Luxo”, el más equipado. Algunas diferencias había entre el producto
brasileño y el alemán. En la adaptación local se presentaban ópticas
principales redondas en reemplazo de las rectangulares del modelo de origen.
También las luces de giro se ubicaban en los paragolpes en lugar de hacerlo en
los laterales de los guardabarros.
Los motores
eran de cuatro cilindros “Iron Duke”, de 2509cc y 80CV, proveniente del
Chevrolet Nova y de seis cilindros en línea de 3.769cc y 125 CV que equipaba
también al Impala, ambos modelos de la
GM norteamericana. Eran de concepción tradicional con block y
tapa de fundición de hierro, con carburadores de cuerpo simple.
En 1971 se
presenta la coupé Opala, junto con una nueva opción de equipamiento. La gama
quedaba de la siguiente forma: “Especial” (básica), “SS” (deportivo· y “Gran
Luxo”. Que era el tope de gama. La novedad se acompañaba con un rediseño de la
parrilla, que ahora se presentaba dividida al medio al estilo Pontiac, con el
logo Chevrolet en la parte central.
La coupé
pronto se convirtió en el modelo más exitoso de la marca, desplazando de las
preferencias al sedán de cuatro puertas. Su silueta fastback, la ausencia de
pilar “B” y la ausencia de elementos cromados, lo hacían atractivo para quienes
preferían un coche de aspecto deportivo y moderno.
La versión
“Gran Luxo” tenía la opción de techo vinílico, y equipamiento compartido con
las versiones “SS”: butacas delanteras individuales, volante de tres rayos, y
motor de 4,1 litros
con cada de 4 velocidades. En 1972 incorporó traba de volante y tapa de tanque
de combustible con llave.
La
miniatura es de origen Ixo-Salvat y pertenece a la Chevrolet Collection
brasileña, y es bastante fiel en general, aunque falla en la representación de
las ruedas, sus llantas inexplicablemente carecen del tapacubos cromado típico
del modelo, y sus neumáticos del bandalín blanco. Le detallé el interior en tablero y apliques de madera en puertas, ya que los tapizados de esta versión eran originalmente de cuero negro.
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