Con la
denominación genérica de “Ford V8” se conocieron una serie de vehículos de
tamaño completo, producidos por la empresa norteamericana entre 1935 y 1951.
Venían a
reemplazar a los modelos Ford B, y constituyeron una fuerte apuesta de Ford, ya
que montaban el motor V8 que estaba destinado a hacer historia, al igual que el
Ford T. Apuntaba a competir contra Chevrolet, que usaba impulsores de seis
cilindros en línea. Con este modelo, Ford abandonó los cuatro cilindros y
equipó a todos sus modelos con motores de 8.
La era de
los grandes motores había comenzado en Estados Unidos, y el nuevo Ford era el
impulsor y referente. Si bien el nombre oficial del modelo era “Ford 48” , se popularizó como “Ford
V8” debido a que las únicas insignias externas que tenía eran el óvalo de Ford
y una V con un 8 sobre ella.
El nuevo
coche era además muy amplio y cómodo en su interior. Llegaba a una velocidad
máxima de 140 km/h ,
aunque a altas velocidades su estabilidad se comprometía por su poca
aerodinamia, su mala distribución de pesos y su chasis que descansaba sobre
suspensiones de ballesta. Como contrapartida, su esquema de suspensiones lo
hacía apto para prácticamente moverse por cualquier terreno.
La
cilindrada era de 3,6
litros , y aceleraba de 0 a 100 km/h en 22 segundos,
tiempo poco usual para los coches de su época. La potencia era inicialmente de
65CV, llevados luego a 85 con una mayor compresión. Tenía caja de tres marchas
sincronizada. Estaban disponibles 14 variantes de carrocería, y el precio era
por demás de accesible. Empezaba con 460 dólares para el roadster y terminaba
con 650 para el convertible sedán.
Los Ford V8
tuvieron una larga vida. Guerra mundial de por medio, su construcción fue
retomada luego de la contienda, incorporando pequeños cambios estilísticos. Fue
exportado a varios países, incluso la Argentina , donde la versión coupé tuvo mucho
éxito en la categoría Turismo de Carretera, siendo el primer modelo en salir
campeón de la misma.
Las maquetas
que estamos viendo pertenecen a la conocida colección “Taxis del Mundo” de la
editorial Altaya. La verde es un taxi de Chicago, con su decoración característica.
La negra tiene chapa patente de Montevideo, y es la que retoqué para
convertirlo en un coche “civil”.
Despinté el color amarillo del techo, rellené
los huecos de inserto del cartel luminoso superior y repinté por completo.
Pinté también parrilla, escape e interiores, y agregué la banda blanca a los
neumáticos.
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