Los coches de serie con “espíritu e imagen
deportivos” siempre fueron del agrado del usuario brasileño. Chevrolet tenía su
versión “SS” del Opala en ese nicho.
El Chevette era un coche moderno, ágil y
divertido de conducir debido a su combinación de bajo peso y tracción trasera.
Pero no tenía una versión “sport”. En 1975 aparece la versión “GP” (sigla de
“Gran Prix”). Justamente en los primeros años de la década de los 70s la Fórmula 1 internacional
comenzaba a ejercer un magnetismo especial para los brasileños. Pilotos locales
exitosos y televisación en directo y a colores de las carreras las volvieron
muy populares.
El primer GP tenía el mismo motor de 1.398 cc y los mismos 68 CV de la versión estándar. Su “espíritu deportivo” se limitaba a
una decoración exterior en negro, como ofrecían los productos contemporáneos de
GM en Estados Unidos. El desempeño del coche era muy modesto en relación a la
pretendida deportividad de sus siglas “GP”. A pesar de ser el “pace car
oficial” de las carreras de Fórmula 1 locales, y de un fallido comercial
televisivo donde el coche era acelerado a fondo, y en lugar de quemar
neumáticos sólo se escuchaba un leve sonido de los mismos al arrancar, los
aficionados se sentían defraudados con el modelo.
En 1977 se lanza el “GP II”, con franjas
negras en capó, tapa de baúl y laterales, inscripciones en los zócalos y faros
auxiliares en la calandra. Los neumáticos habían sido ensanchados aunque las
llantas seguían siendo de 13”.
En el tablero presentaba cuentavueltas (elemento muy apreciado por los
conductores “deportivos”).
Paradojalmente, todas las pretensiones
deportivas del nuevo GP se toparon con la crisis petrolera, que hizo que la
marca se empeñara en lograr mejores consumos en sus productos. Al mismo tiempo
que se lanzaba el GP II, su motor tuvo que ser modificado para reducir el
consumo de combustible en un 20%. Un ahorro notable y un esfuerzo encomiable
por parte de los ingenieros de GM, que lo lograron mediante un nuevo comando de
válvulas, y la recalibración de carburador y distribuidor, pero que iba a contramano de la imagen deportiva que se quería vender.
El GP II tuvo poco suceso, y fue discontinuado
prontamente, luego de vender 66.000 unidades, sumando las GP originales. Debido
a su escasez, hoy es muy apreciado y buscado por coleccionistas cariocas.
Hasta hoy, en Brasil, es común que aficionados
adapten motores de 2,5
litros del Opala a los Chevettes, Esos coches,
bautizados cariñosamente “Chepala” tienen un excelente desempeño. Hay quienes
han adaptado también motores 6 cilindros de 4,1 litros, y otros V6
de origen Blazer. Esos experimentos populares demuestran que seguramente
hubiera habido un campo fértil para un lanzamiento más osado de GM, de haber
dotado al Chevette de un motor realmente potente, los cuales hubieran tenido
mucha aceptación entre los entusiastas.
La miniatura es IXO DeAgostini, sólo retocada
en las llantas.
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