La de los
80s fue la mejor década para la marca Dodge en el Turismo Carretera.
Consiguió 7
campeonatos y ganó 83 carreras. Durante aquellos años era prácticamente imposible
para las otras marcas ganarle a Dodge. La racha positiva había empezado en 1980
con 5 triunfos, repartidos entre Miguel Atauri y los hermanos Aventín. En 1981
llegaron primeros a la bandera a cuadros en diez oportunidades, con victorias
de Giuliano, Aventín y De Benedictis.
En 1982 se
llevaba siete victorias, a manos de Aventín, De Benedictis, Mouras y Oscar
Castellano. En 1983 se alza con 9 victorias y el primer campeonato de Roberto
Mouras, que había ganado en cinco carreras.
El dominio
en 1984 fue aplastante: la marca ganaba 15 finales, repartidas entre Mouras,
Castellano y Suárez. Doce fueron las victorias en 1985, cuando ya la rivalidad
entre Mouras y Castellano iba perfilando los mejores duelos en las pistas entre
ambos. En 1986 el campeón Roberto Mouras se pasó a Chevrolet y su coche campeón
pasó a manos de Johnny De Benedictis. Siete victorias se llevó la coupé Dodge
en ese año.
En 1987
Oscar Castellano se consagró campeón con su coupé llamada “Naranja Mecánica”,
ganando tres de las siete carreras en las que la Dodge llegó primera a la
meta. El piloto, oriundo de la ciudad de Lobería, provincia de Buenos Aires,
debutó en 1981, disputando 157 carreras e imponiéndose en 27 de ellas. Fue
subcampeón en 1984 y campeón en 1987, 1988 y 1989 (los dos primeros campeonatos
con Dodge y el tercero con Falcon).
Castellano
fue uno de los últimos “pilotos preparadores”, una característica del TC por la
cual los mismos corredores eran a la vez mecánicos que armaban y ponían a punto
sus autos, lo que le brindaba a la categoría su aura de “artesanal”, que duró
desde sus inicios hasta fines de la década de los 80s, cuando la
profesionalización y la dedicación exclusiva de los pilotos a correr máquinas
preparadas por especialistas se fue convirtiendo en regla.
La
miniatura de la colección TC de la editorial Planeta/DeAgostini reproduce la Naranja Mecánica que logró el
campeonato de 1987.
El molde es
muy bueno, reproduce fielmente aquella máquina con apariencia casi estándar, a
excepción de la típica pieza de fibra de vidrio que otorgaba aerodinamia al
sector frontal. Precisamente en el aspecto aerodinámico, Dodge siempre fue la
marca más favorecida gracias a su diseño de fábrica, con lineas muy fluídas y
su larga y ancha cola, que le brindaba gran aplomo tanto en rectas como curvas,
sin aditamento aerodinámico alguno, que por entonces la categoría no permitía
además.
En el
sector trasero la máquina tenía además un paragolpes de líneas estándar, de
plástico negro. La miniatura tiene muy buenos detalles, aunque numerosos
errores tipográficos en las calcas publicitaria, detalles pintorescos que sin
embargo no afectan casi en nada el buen resultado final.
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