En el comparativo de hoy entre los clásicos del TC vemos la versión de calle del Polara coupé y la última encarnación deportiva, en este caso el coche de Jonatan Castellano con el que corrió la temporada 2016.
Desde los 3/4 delanteros advertimos que la afilada trompa del coche de calle fue reemplazada desde el inicio de su incursión deportiva por un frente enterizo de plástico, una pieza curva y aerodinámica que evitaba los originales capó, grilla delantera y guardabarros. Esa trompa sencilla de los primeros años dió lugar a la que vemos en el coche de Castellano, mucho mas compleja desde el punto de vista del diseño, y a la vez mas ancha, ya que tiene que respetar las líneas de los pontones laterales y el ensanchamiento de las trochas.
El sector trasero del coche de competición está muy simplificado y casi no respeta el diseño original de fábrica. Un generoso alerón remata el conjunto. La luneta conserva las mismas proporciones y medidas del coche de serie. Advertimos tamién que el auto de carreras es considerablemente más bajo y pegado al piso.
No existe nada de "chapa" entre la parte superior de las ruedas y el límite superior del carenado plástico frontal. La trompa aerodinámica prácticamente rodea las ruedas y luego baja hacia el centro, posibilitada por la ubicación muy baja del motor, el cual prácticamente despega pocos centímetros del piso, mejorando así el centro de gravedad del coche de competición. Los orificios de ventilaciones (dos para los frenos y uno para el radiador), se mentienen en sus lugares desde los inicios mismos de la década de los 70s, aunque nuevos y generosos agujeros en la carrocería se ubican en las partes traseras de los guardabarros para extraer el aire que completó esos circuitos.
En la vista de 3/4 trasera se aprecia el alerón horizontal posterior y las dos aletas verticales, destinadas a mejorar la tenida en curvas, que era el punto débil de los Dodges anteriores a esta incorporación reglamentaria. A diferencia de Falcon y Torino, los Dodge y Chevy carecían de deflectores adicionales en la parte posterior del techo; sus largas colas suplían esa necesidad. La pérdida de altura general se observa en los pilares C de la carrocería, donde en el coche deportivo la rueda se aproxima bastante a los mismos, a diferencia del modelo de calle.
Los pontones defensivos que recorren el coche lateralmente reducen el alto útil de las puertas. El volumen de la cola, materializado también con acero estructural tubular recubierto con planchas de fibra de vidrio, difiere ligeramente con los pliegues de las matrices de fábrica del Dodge. Las llantas de competición sin también de mayor diámetro.
Si bien poco queda de las líneas de origen, el último Dodge de TC es un auto hermoso, equilibrado y con una presencia dinámica de las mejores de la categoría, junto con el Chevy. Se trata de un bólido imponente, de grandes dimensiones tanto en largo como en ancho, que le permiten desempeñarse satisfctoriamente especialmente en largas rectas.
En la vista aérea apreciamos que a las ya de por sí gigantescas dimensiones de un GTX original, los agregados aerodinámicos suman varios centimetros mas, tanto en ancho como en largo. Los techos son idénticos, pero en la maqueta de los Inolvidables Argentinos de Salvat existe un error en esa parte, lo que lo hace aparecer mas chico en la comparativa, pero deberían ser iguales.
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