La
colaboración más recordada de Carlo Abarth con marcas generalistas era con
Fiat. Si tenemos en cuenta de que Simca era en sus comienzos una subsidiaria de
la marca italiana, su trabajo con la marca francesa no sería inesperada.
El proyecto
era potenciar al pequeño “1000”
en lugar de preparar un coche nuevo, en función a evitar grandes gastos en
desarrollo. En original Simca 1000 era un coche ágil y agradable de manejar.
Con un agregado de potencia se convertiría en un deportivo de interés, debido a
su gran manejabilidad y las aptitudes de su estructura.
Como
resultado se obtuvieron cuatro versiones distintas, todas con el motor de 1.150
cc. Estas eran: Simca-Abarth1150, de 55 HP, Simca-Abarth 1150 S, de 58 HP, Simca-Abarth
1150 SS, de 65 HP, y Simca-Abarth 1150 Corsa, de 85 HP.
Presentados
todos en el Salón de Turín de 1963, las versiones “S”, “SS” y “Corsa”, se
diferenciaban exteriormente por el agregado de una parrilla en el frontal,
debido a la ubicación delantera del radiador.
Los coches
pesaban sólo 720 kg
en vacío, tenían cuatro frenos a disco y caja de cuatro velocidades. La versión
“S”, que es la que nos ocupa, llegaba a rondar los 160 km/h de velocidad máxima.
Llantas y
tapacubos especiales, y el monograma “Abarth” en el frontal eran los detalles
complementarios que lo diferenciaban de los coches de serie. El dueño de Simca,
Henri Pigozzi, no estaba muy convencido de la viabilidad comercial de estos
coches, por lo cual decidió no industrializarlos en la fábrica de Poissy.
Abarth, por el contrario, confiaba mucho en el producto, por lo tanto se encargó
de producirlos y distribuírlos a traves de su propia red de concesionarios. Se
vendieron en Francia, Italia y Alemania.
Es difícil
conocer la cantidad de unidades producidas, y el número de unidades que han
sobrevivido hasta el día de hoy es minúscula. La miniatura es marca Ixo para
Altaya, y además de complementarse con la versión estándar, tiene la ventaja de
tener una capa de pintura de menor espesor que aquélla, notándose mejor los
detalles del molde.
CRUISER
por ser abarth lo miro con un poco de respeto
ResponderEliminarpero sigue siendo feo
Está un poco mejor que el otro porque la pintura tiene menor espesor. Pero partieron del mismo molde, y tiene el mismo defecto en el parabrisas.
EliminarSaludos!
La agilidad de este coche debía estar fuera de toda duda, ya que a la potencia conseguida se unía un peso muy bajo. Los cuatro discos tenían que ayudar de forma decisiva. Y además había cuatro versiones a escoger. Sólo falta que el precio acompañara para convertirlo en el pequeño deportivo ideal.
ResponderEliminarA España no llegaron las versiones Abarth. Había preparadores como ME-PRE que potenciaban los coches de calle y hacían también muy buenas unidades para competición, destacando sobre todo en subidas en cuesta, hasta la aparición de las versiones Rallye, Rallye 2 y Rallye 3. Estas dos últimas eran auténticas "mini-bombas" de serie. Un detalle: hasta el final, con el Rallye 3, no montaron los cuatro discos de fábrica.
La miniatura refleja bien el aire deportivo del auto. Lo que más me gusta son los tapacubos con el escudo de la marca.
Saludos.
Ya veremos algún "Rallye" también. Saludos y gracias por los datos!
EliminarYo tengo el otro al que te refieres (blanco y creo que de Metro) y me sigue gustando más, el color plata no lo veo para este coche (demasiado moderno).
ResponderEliminarEs cierto que difumina algo, pero no mucho y estéticamente me agrada más.
Por lo demás, ok!
Saludos!
El blanco de Metro no lo conozco, seguramente debe tener mejor molde también.
EliminarSaludos!
Este modelo,se creo para enfrentar al legendario FIAT 600 ABARTH, acá en Chile llegó UN SOLO MODELO,IGUAL al expuesto (desapareció de nuestras vías o exposiciones) pero la pintura de la miniatura es muy "cromo" y con los focos delanteros de posición estos desaparecen. Saludos cordiales
ResponderEliminarAsí es, ése es el problema de las miniaturas pintadas de este color... todos los apliques cromados, incluso los anagramas se tornan invisibles...
EliminarSaludos!