FORD FALCON 4 PUERTAS (1962)

En Los Estados Unidos, el Falcon surgió inaugurando el nuevo segmento de coches “compactos” y su principal objetivo era confrontar a los importados europeos, especialmente el VW Escarabajo. En su país de origen el auto no fue un gran suceso, a pesar de representar un cambio conceptual y una fuerte ruptura con los parámetros de diseño de la década anterior.

En Argentina y Australia, en cambio, el Falcon se convirtió en referente de la industria. Ford 

Motor de Argentina comenzó a importar las piezas del coche para ser ensambladas en el barrio de La Boca, en Buenos Aires. En principio, en el año 1962, sólo baterías, neumáticos y tapizados se hacían aquí. Para 1963 ya comenzó a fabricarse localmente, en la flamante planta de General Pacheco, que es aún hoy la usina productora de Ford en nuestro país.

El Falcon en Argentina no era un compacto, sino un coche familiar grande, un auto aspiracional, soñado por la clase media. En el momento de su lanzamiento, una popular serie televisiva se llamó “La familia Falcón”, quienes tenían un Falcon para movilizarse, en un experimento de marketing inédito.

El Falcon norteamericano que se ensambló aquí vendió en 1962  4.684 ejemplares, y aún es posible ver alguno en encuentros de coches antiguos. Aún hoy, en estas zonas rurales, existe uno que otro circulando por los caminos. Se diferenciaba perfectamente por su parante “C” delgado. El coche producido aquí a partir de 1962 tuvo un rediseño en ese sector, que implicaba también la pérdida de la luneta panorámica, que lo hizo único en el mundo.

Los primeros motores eran de 170 pulgadas cúbicas, es decir de 2.782cc. Posteriormente en nuestro país recibió motorizaciones más potentes, como nunca había tenido en USA. Las líneas principales de la carrocería se mantuvieron con mínimos cambios por prácticamente tres décadas en Argentina, por el contrario, en Australia recibió constantes cambios de líneas, que lo mantuvieron vigente al día de hoy.

La aparición de la colección “Autos Inolvidables Argentinos” de Salvat es el acontecimiento más esperado por los coleccionistas locales, y a juzgar por la actividad en los foros, también por aficionados de varios países vecinos. La presentación de la obra no incluye un listado total de los 40 (o 60 según se comenta) modelos, tal cual lo hace Altaya / DeAgostini. Salvat tiene otro estilo, que es el de presentar series limitadas de cuatro o cinco modelos próximos inmediatos, y luego presentar otros tantos y así sucesivamente.

A priori entusiasma la aparición de moldes totalmente inéditos, y la posibilidad de tener en 1/43 los coches emblemáticos de la industria local.

La aparición de esta serie autóctona ameritaba la construcción de un nuevo diorama, con características locales. Fabriqué una vieja estación de servicio YPF. Respecto al Falcon, la miniatura es un molde preexistente en el grupo Ixo, utilizado ya en el taxi de Sydney, de la serie Taxis del Mundo, aunque con cambio de grilla delantera. Es de esperarse que en una colección dedicada a los coches argentinos, en el futuro deriven de este molde las otras versiones de Falcon, ya que en rigor de verdad, éste con luneta panorámica no es el verdadero Falcon Argentino, sino uno importado. El crédito está abierto, porque si la colección tiene éxito en los kioscos (cosa que no se duda a esta altura) quizás inviertan en nueva matricería.

Las miniaturas tienen un nivel de acabado superior a la media mundial. No se acerca al estándar de Europa Occidental, las cuales suelen traer interiores pintados, pero supera a las de Europa del Este. Tiene las llantas coloreadas, los retrovisores interiores son de plástico negro y no de plástico transparente, tiene matrículas históricas, y un detalle no menor, los parantes de los ventiletes vienen pintados de fábrica de plateado. Quien haya intentado colorearlos en los casos en los que ese detalle es sólo un relieve en el acrílico dará fe de lo complicada de esa tarea.

En base a documentación histórica, retoqué con pintura los interiores. Esos Falcon tenían el tablero de chapa, del mismo color que la carrocería, y ésta quedaba a la vista también en gran parte de los interiores de las puertas. Pinté también el escape. Las lamas verticales de la parrilla intentan imitar la del coche original, pero la matriz de la pieza plástica está bastante simplificada, y no mejora sombreándola con negro, por el contrario, desmejora. Hice el intento pero tuve que retirar la mayor parte. En realidad era una pieza con microperforaciones, difícil de resolver en pástico, es una resolución que quedaría mucho mejor en metal fotograbado, pero eso es mucho pedir para una miniatura de kiosco, y es un fallo totalmente aceptable teniendo en cuenta el ridículo precio de este lanzamiento y la perspectiva de contar con mas moldes autóctonos en el futuro inmediato.

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