Cuna de la
cultura pop, de los excesos, de la ostentación kitsch y cursi, los Estados
Unidos no dejaron nunca de sorprender con las invenciones que de allí salieron.
El ámbito automotor no es una excepción, y aún sin proponérselo, por muchos
años han tenido un gusto dudoso que los ha hecho diferenciarse del resto del
mundo en cuando a diseño automotriz. Uno observador no muy experto puede dudar
al observar un coche europeo de los años 70s acerca de la nacionalidad del
mismo, pero nunca puede confundir a un auto americano de esa misma época.
Como si los
diseños estándar no fueran de por sí recargados y estrafalarios en muchas
ocasiones, una serie de Frankensteins sobre ruedas se conoció a partir de los
70s como “Pimpmobile”. Estos fenómenos fueron muy abundantes y extendidos. Se
trataba de creaciones artesanales, como tales únicas y personalizadas.
Las
modificaciones iban desde las más superficiales, como cubre faros, ornamentos
en la grilla del radiador, sistemas de sonidos caros, colores inusuales,
alfombrado e iluminación interior, algunos elementos bizarros como televisión,
bolas de cristal tipo “discotheque”, videoreproductores, techos vinílicos
acolchados, y hasta transformaciones radicales, como en el caso de combinar plataformas
y mecánicas de un coche con carrocerías de otro.
Estos vehículos
eran originalmente una demostración de poder de “nuevos ricos”. Tener uno era
considerado mayoritariamente en términos peyorativos por el resto del público.
Sus usuarios originales eran personajes oscuros que se movían en ambientes
marginales: proxenetas, traficantes de drogas, líderes de pandillas de ghetos
de las grandes ciudades, como Nueva York, Kansas City, Chicago, Oakland y Los
Angeles, como símbolo de su repentina riqueza y poder, y su posicionamiento en
la escala jerárquica dentro de esos submundos. Pretendían aparentar poder,
mística, glamour y por qué no, amenaza.
Se hicieron
muy famosos en la década del 70 con la movida llamada “biaxploitation”, que se
manifestaba principalmente en películas apuntadas al público negro urbano, con
actores negros y bandas sonoras de funk y soul. A menudo la representación de
los negros era estereotipada. Pimpmobiles aparecieron en películas de ese
género como “Super Fly”, “The Mack”,
“Willie Dinamita”, “Magnum Force”, “DC Cab”, “Escape from New York” y “Live and
let die”.
Lógicamente,
esa vidriera de la pantalla grande disparó las conversiones y se hicieron
populares, ahora entre todas las razas. Las compañías que se dedicaban a
realizarlas florecieron por todas partes. Los coches mas elegidos para la
personalización radical eran Cadillac Eldorado y Lincoln Continental,
principalmente los producidos entre 1971 y 1978. No se salvaron del bisturí
otros modelos de lujo del escalón siguiente, como Chrysler, Buick y Oldsmobile.
Una de las
compañías dedicadas a estas transformaciones fue la que construyó el
“Corvorado”, que aparece en “Live and let die” de la saga de James Bond. Se
trataba de un Corvette con partes de carrocería de Cadillac Eldorado, de allí
su nombre POR CONTRACCIÓN DE “Corvette” y “Eldorado”. La empresa se llamaba
Dunham Coachworks, de New Jersey. Otras muy famosas y grandes eran George
Barris, E&G Classics, Auto Gard Inc., Wisco, Harper, Universal y muchos
talleres artesanales menores. En las empresas de más renombre se hacían las
transformaciones mas radicales, como convertir coches de cuatro plazas en dos,
alargar o acortar, y construír piezas especiales o adaptar las mismas para los
nuevos encastres.
La
miniatura es una producción de Universal Hobbies para el coleccionable de James
Bond, tiene un personaje de raza negra en su interior, y presenta detalles de
terminación de muy buena calidad. Combina el habitáculo del Corvette, con las
ópticas traseras del Eldorado 1969, y el frontal del mismo coche de 1973, todo
ello confundido y mixturado con múltiples elementos adicionales y modificados.
La vista lateral demuestra lo extravagante del conjunto, ya que la corta
distancia entre ejes del Corvette genera muy largos voladizos.
CRUISER
pese al dolor de ojos, te comento que no sabía nada de esta movida pimp,
ResponderEliminarsi bien había visto algunos engendros por el estilo.
no voy a profundizar en el exceso de recursos y mal gusto,
pero sí te felicito por la miniatura (aunque no mucho)
La verdad, demoré mucho la compra de ésta, aunque hace rato que salió en la serie James Bond, hasta que el año pasado la ví en vivo y directo en Córdoba, y me pareció que tenía muy buen nivel de terminación. Y a pesar de que es una vertiente de coches que de por sí son todos únicos y me propuse de entrada no coleccionar prototipos o modelos únicos, en este caso hice la incorporación en representación de ese universo de coches especiales, el mismo caso del Jeepney de la colección Taxis del Mundo, es un ejemplar único pero representativo de todos los demás.
ResponderEliminarSaludos!
Evidentemente , Matt Groening pasará a la Historia como uno de los mas finos observadores y cronistas de la Realidad Social de los EE .UU. . Señoras y Señores , aquí está el "Homeromóvil". Hermosos autos , ideales para manejar escuchando soul prefabricado de Detroit , o basura pseudofolklórica de Nashville . La miniatura está muy buena (el tema del conductor se puede obviar ), sobre todo porque se sobrepone al aire caricaturesco del sujeto , fundamentalmente con los cromados , llantas y ópticas delanteras .Interesantísimo dato el de estos estrafalarios autos .
ResponderEliminarSaludos !
Cierto, como Homero es un prototipo del norteamericano medio, que cree todo lo que ve en televisión y de acuerdo a sus preferencias diseñó el Homeromóvil, seguramente estos coches representarían el "gusto" de un gran porcentaje de los consumidores, que evidentemente entienden poco de autos pero sí lo utilizan para demostrar un dudoso status social. Respecto al personaje, cuando los tapizados son negros los retiro, pero en este caso, con el tapizado blanco, el hecho de despegarlo hace que los asientos sufran mucho, porque los chinos los pegan tan bien que prácticamente el culo del chofer y el tapizado son una sola cosa, por lo cual al pretender sacarlo, restos de nalgas quedan adheridos al asiento ! :(
EliminarSaludos!
Y que quieren que les diga... ¡a mi me gusta el autito!
ResponderEliminarEs uno de esos coches a los que, en mis años de juventud, llamábamos "auto farolero".
Ahora, no me gusta la asociación que Universal Hobbies hace: "Pimpmobile" = proxeneta, traficante, pandillero = hombre negro. Bien podrían haber sentado en él un rubio de ojos claros!
Pero, volviendo al auto, como todo bicho raro que es, me encanta.
Si tuviera un número en sus puertas...
Abrazos!
En defensa de UH, Juanh, el coche y el personaje pertenecen a una escena de una peli de James bond donde, evidentemente, no era Roger Moore el que manejaba sino un morocho. Sin embargo, Moore a parece fotografiado junto al auto en la primera foto.
EliminarSaludos!
Tenés razón Diego, entonces no es culpa de UH!
EliminarHORRIBLE. No se que quisieron inventar pero les salio mal.
ResponderEliminarLa miniatura no tiene la culpa, se ve bastante detallada.
Lo que más llama la atención es la cortísima batalla en tamaña carrocería, más allá de los injertos en sí, ya el mismísimo ojo de buey no pega con nada del resto, en fin.
ResponderEliminarTe admiro la valentía para animarse a poner eso en una vitrina. :)
Es una de esas piezas curiosas que también gusta tener por la vitrina. Suelen generar preguntas cuando llegan visitantes!
ResponderEliminarIndependientemente de su procedencia me parece bien hecho. En la colección de Bond hay muy buenas piezas con moldes inéditos en algunos casos.
Saludos!
Buenísimo, recuerdo haber visto la película de chico y no entender qué tipod e Cadillac era este. También me acuerdo de los que aparecen en Escape en Nueva York, muy buena maqueta
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