El debut de
Oscar Gálvez en la categoría más emblemática de Argentina se dio en 1937. Su
auto era un Ford V8 5 windows coupé de 1935, con el cual desarrolló la primera parte de su
trayectoria en el TC. Fue reemplazado por el modelo 1940 que vemos en esta entrada, luego de un accidente del original, que lo dejó inutilizable. Los colores negro y blanco también fueron los que lo
acompañaron en todas las versiones sucesivas del auto.
En TC
disputó 169 carreras, ganando 43. Obtuvo cinco campeonatos: 1947, 1948, 1953,
1954 y 1961, siendo el tercer piloto con más títulos ganados de la historia de
la categoría. También disputó con éxito competencias internacionales tanto en
el país como en Europa.
Desde los
finales de la década de los 40s y hasta mediados de los 50s el Turismo
Carretera estuvo dominado por los hermanos Gálvez y Ford. De los hermanos, Juan
ostentaba la superioridad en cuanto a resultados. En 1953 Oscar estaba
dispuesto a presentarle batalla y volver a ganar un campeonato, que se le
negaba desde 1948.
El experto
mecánico y raudo piloto lo logró ese año y en 1954. Repetiría luego en 1969 y
1961.
Entre sus
cientos de anécdotas se cuenta que podía armar un motor completo con los ojos
vendados. Su memoria era sorprendente y se dice que podía recordar a la
perfección catálogos completos de Ford.
Había
pergeñado un ingenioso dispositivo que implementó en su Ford TC: En el piso del
mismo ponía arena. Cuando el embrague empezaba a “patinar”, Oscar con un pie
empujaba la arena, que mediante un tubo era enviada al disco, para que generara
abrasión y dejara de patinar.
En su
carrera en el TC sufrió 19 vuelcos, en uno de los cuales se abrió literalmente
la cabeza. A partir de allí comenzó a usar un casco de paracaidismo. Tras un
vuelco en Lima durante uno de las competencias internacionales que la categoría
solía realizar, y mientras estaba convaleciente en un hospital, ideó un sistema
de correas y anclajes que serían un antecedente de los cinturones de seguridad.
Era capaz de conectar la marcha atrás en un Falcon 1966 circulando a 110 km/h , mediante una
hábil maniobra con los pedales de embrague y freno.
Fue el
primer piloto en pintar una publicidad en su coche, correspondía a la cerveza
“Quilmes”. La velocidad con la que cubría los tramos en rutas de montaña le
valió el apodo de “El Aguilucho.
La
miniatura corresponde a la coupé Ford que Oscar Gálvez utilizó para ganar el
campeonato de Turismo Carretera de 1953, y está fielmente realizada por
Planeta/DeAgostini para la colección local.
CRUISER
Świetnie wygląda! Zdecydowanie zazdroszczę i jestem niezadowolony tym, że nadal nie mam żadnego auta z tych wyścigów w kolekcji :/
ResponderEliminarPozdrowienia
Przyjacielu, trochę cierpliwości, a zobaczysz inne dziwne i kolorowe przykłady tego, jak ci biegacze przekształcili wspólne samochody w samochody wyścigowe, z niewielkimi zasobami i dużą ilością wyobraźni.
EliminarPozdrowienia!
Interesante lo de la arena. Sabía del casco (un viejo casco de cuero de tanquista) pero no lo de los cinturones de seguridad.
ResponderEliminarSe ve que el tipo era muy vivo y que no sólo ganaba por acelerar sino por pensar mucho, antes, después y durante la carrera.
Son las notas de color que dicen mucho más que las frías estadísticas, que son las que intento evitar en tanto no soy especialista en carreras sino admirador de las cosas que aquella gente hacía con estos autos de calle transformados.
EliminarSaludos!
Es una colección de la hostia, con modelos que si no fuera por una mano mágica del modelismo nunca hubiéramos podido tener, sigo celebrando esta colección, pieza clave la del aguilucho que no podía faltar y por suerte tengo en mí vitrina, gran resumen cruiser como siempre y hermoso modelo.
ResponderEliminarHola Laureano. Buenísimo que estés comprando también esta colección, que como bien decís es muy bonita. En mi caso no la compro completa, sino coches representativos, de los que se repiten y tienen pocas diferencias, elijo sólo uno.
EliminarSaludos!
Si yo hago lo mismo, compro los emblemáticos y sobre todo los Ford porque soy de la marca, la única colección completa que fue las máquinas viales de la nación. Abrazo grande.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminargran resumen, sobre todo con lo de la arena y lo de los cinturones, de no haberlo leido aca, ni se me hubiese pasado por la cabeza, enterarme d esto, sobre la miniatura me parece hermosa, lastima, esas tazas de ruedas q me hacen mucho ruido, pero por la foto del vehiculo real, se ve q corria con tazas, algo muy raro
ResponderEliminarEvidentemente Ford se preocupaba también por la apariencia. Y en aquellas épocas en las que se solían cambiar motores enteros en medio de una competencia, quitar las tazas para cambiar una rueda era un asunto menor.
EliminarSaludos!
Las tazas eran para poner las tuercas cuando pinchaba y no perderlas, así no perdía tiempo. Lo dijo en una nota
Eliminarlinda la cupecita, le quedan bien esos tonos.
ResponderEliminarUn pionero con la publicidad y creativo con el tema de la
arena.
saludos!
Realmente es muy vistosa, Mariano, aunque sea en blanco y negro. Está muy bien hecha la maqueta.
EliminarSaludos!
Hermosa cupecita; como esta colección no llega al "interior del interior" no me ha quedado otra que comenzar a comprar los coches en Mercado Libre...
ResponderEliminarAbrazo!
Hola Juanh! Yo le agradezco estos coches al colega coleccionista y amigo Hernán Radochonski, que desinteresadamente me los consigue y envía periódicamente.
EliminarSaludos!
Encontré que este coche es un V8 Coupé de 1940 Diego; al 1935 lo reemplazaron luego de un accidente.
EliminarAbrazo!
Gracias Juan! Ya lo corrijo. Abrazo!
EliminarSiendo Ford, auto yanki y de ese año me sorprende que tenga el volante en la parte derecha del habitàculo.
ResponderEliminarLindo el decorado y bello para la època.
Saludos
Hola Eddie. Era Ford, era yanki, pero era un modelo de posguerra. En la categoría TC corrieron hasta finales de la década de los 60s, cuando fueron reemplazados por los Falcon. Y sí, corrían con el volante a la derecha.
EliminarSaludos!