Como ya
hemos visto en este blog, la historia del Opala brasileño se remonta a 1967,
cuando se presenta este modelo basado en el Opel Rekord C alemán, con
motorizaciones provenientes del Chevrolet Impala americano.
Muy larga fue la vida del auto en Brasil, como es costumbre
en nuestros países sudamericanos, las matrices se seguían explotando
comercialmente aún cuando en sus países de origen hacía ya tiempo que se habían
discontinuado. Periódicamente se hacían restylings que afectaban a las
partes más fáciles de rediseñar, como parrillas, ópticas e incluso guardabarros
en las versiones más recientes.
Bases mecánicas y motorizaciones permanecían sin cambios,
favorecidos por políticas industriales proteccionistas y economías golpeadas
que no facilitaban el acceso del público a los adelantos de la industria
automotriz mundial. Así es como a pesar del paso de los años, el Opala y sus
derivados siguieron siendo el tope de gama de la oferta de GM en Brasil, en
especial la versión “Diplomata” (derivada del nombre “Diplomat”, utilizado por
Opel). Estos presentaban radio pasacassette, antena eléctrica, ruedas de
aleación y dirección asistida.
Aún cuando en 1988 ya había una oferta más moderna en el
catálogo (el Monza, versión local del último Ascona alemán); el Opala seguía
siendo elegido por su confiabilidad y probada fortaleza. La Caravan ofrecía
opcionalmente limpiaparabrisas trasero, un sistema antibloqueo de frenos basado
en válvulas reguladoras de presión, vidrios laminados y tonalizados y otras dos
novedades: Portaequipajes de serie y panel divisorio entre el habitáculo y el
maletero, como respuesta a la competencia del Volkswagen Quantum.
El Diplomata nunca se presentó en Brasil en versión cinco
puertas, por lo cual presentaba un punto débil en su competencia con la
VW Quantum.
La versión estrenada en 1988 tenía un estilo basado en el
Monza, con sus ópticas grandes y trapezoidales. Sin embargo, la fusión de Ford
y VW “Autlatina” y la cantidad de nuevos modelos presentados evidenciaban el
envejecimiento del Opala. Finalmente el 1992 finaliza su producción, después de
exactamente un millón de unidades producidas en todas sus versiones.
Así se cerró la historia de este coche tan amado por los
brasileños, al punto de que luego de ser anunciado el fin de su producción
sus fanáticos hacían sonar bocinas frente a las instalaciones de GM do Brasil a
modo de protesta. El carisma del Opala no fue igualado por su sucesor, el
Chevrolet Omega (Opel Omega).
La miniatura es del coleccionable brasileño, con retoques en
interiores y ópticas traseras.
CRUISER
está linda,
ResponderEliminarme gusta que sea tan luminosa por dentro.
Para ser una reproducción full le faltarían los vidrios tintados y esa faja más oscura en la parte superior del parabrisas, tan típico de los coches brasileros de los 80s y 90s.
EliminarSaludos!
Ya quiero ver la comparativa con el rekord
ResponderEliminarMañana mismo, "a esta hora y en este mismo canal"!!
EliminarSaludos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOtra muy linda rural, y levanto mucho con los retoques que le hiciste. Si le pintas los giros te queda como el de la foto.
EliminarSe agradece el dato del Ascona C, no sabia que era la versión Sudamericana del Monza.
Saludos!
Exactamente, es la rural del Opala. Los giros delanteros no los pinté (sí los traseros) porque los hubo de las dos clases: color ámbar como el de la foto del modelo real, y transparentes, como el de la maqueta.
EliminarSaludos!
Salvando algunos detalles de terminación, me parece un modelo muy original y agradable. El frontal se me hace casi japonés, y resulta muy exótico con esa longitud y tres puertas solamente. Me pregunto por qué los brasileños tienen esa fijación con esas carrocerías (tenían un nombre propio en portugués pero no lo recuerdo).
ResponderEliminarsaludos y enhorabuena por la pieza, aquí en Europa piden verdaderas barbaridades por ellas (salvo que la consigas en un chino de Ebay y con suerte por que ellos lo saben...)