El viejo TC de las “cupecitas” americanas de Preguerra se desarrollaba como antaño, devorando caminos polvorientos a mediados de la década de los 60s. Aquellas máquinas de preparación artesanal habían forjado la leyenda de la categoría. Pensar en un recambio generacional de las mismas era algo que se postergaba pero que el tiempo hacía cada vez mas inevitable.
Fue el piloto José Froilán González, subcampeón de Fórmula 1 y ganador de Le Mans quien dio inicio al camino del recambio. Dueño de una concesionaria Chevrolet, importó de Estados Unidos un modelo Nova II coupé, para hacerlo debutar en la categoría. El debut sería el 12 de abril de 1964.
El piloto elegido fue Jorge Cupeiro, nacido en Buenos Aires el 15 de octubre de 1937. Con el Chevy II ganó una serie en el debut pero abandonó en la final. Su primer triunfo llegaría el 9 de agosto en Mar del Plata. Cupeiro comenzó en el motociclismo, donde logró cuatro títulos en cuatro años, luego se destacó en aquellos años de TC por sus duelos con los hermanos Emiliozzi, en el clásico Ford – Chevrolet. Participó en la Misión Argentina en Nürburgring de 1969 con los Torino. En su carrera en el TC logró 41 triunfos hasta 1971, y también participó en categorías monopostos.
El auto fue apodado por el público como “Chevitú”, adaptación del nombre “Chevy Two”. Su aparición no fue del agrado de todos, y las opiniones estaban muy divididas entre quienes eran partidarios de la renovación del parque y los que apostaban por mantener la tradición de las “cupecitas”.
El coche presentaba una carrocería casi estándar, con muy pocos aditamentos aerodinámicos, lo que lo hacía destacarse entre los demás por sus líneas rectas y su baja altura. Su apariencia era muy similar a la del Chevrolet 400 pero de dos puertas. Ganó 9 carreras, peleando hasta el final el campeonato de 1965, que quedó en definitiva para los hermanos Emiliozzi con Ford.
El motor era un moderno seis cilindros en línea de 3880cc y 7 bancadas. Los pistones eran de aleación liviana nacionales marca Silycum. El sistema de válvulas y el encendido también eran de desarrollo local. La potencia declarada por el fabricante, de 140 HP fue llevada a 230 por los preparadores Aldo y Reinaldo Bellavigna junto con sus colaboradores. La caja era de origen Corvette de cuatro marchas y los dos tanques de combustible llegaron a tener 320 litros de capacidad. El diferencial era de la pickupChevrolet y numerosos refuerzos se hicieron en las suspensiones para transitar los difíciles caminos. Llegó a tener dos amortiguadores por rueda. Se habían reemplazado los vidrios por plexiglas, modalidad que aún está vigente en nuestros días.
El Chevitú marcó el quiebre mas importante de la categoría, dando paso a los coches “compactos” de finales de los 60s, que aún hoy conforman el parque automotor de la categoría más antigua del mundo. Parte del público llegó a “saludar” con pedradas el paso del novísimo coche. Pero el tiempo hizo el resto y a principios de los 70s ya los compactos dominaban la categoría y las “cupecitas” habían pasado definitivamente a la historia.
La miniatura es de la colección TC de Planeta DeAgostini, sin retoque alguno, y es de una excelente calidad.
CRUISER
Lindo modelo y excelente reseña Diego. El diorama es muy convincente y apropiado. ¿Por qué "saludaban" tan agresivamente a este auto?
ResponderEliminarSaludos,
Francisco
Porque eran, se podría decir, un tanto conservadores, y no querían ese recambio
EliminarTemerosos al cambio e intolerantes. Toda una pinturita de nuestra sociedad.
EliminarSaludos!
Una belleza!
ResponderEliminarPensar que yo tenía guardado el Chevrolet de 4 puertas Inolvidable para transformarlo en Chevitú. No lo hice nunca y tampoco compré este. No faltará oportunidad!
Te aseguro que este molde está mucho mejor proporcionado que el Salvat. Es más, quizás sea más conveniente derivar de éste un cuatro puertas que hacer el proceso contrario. Puestos lado a lado no coinciden para nada, ni en el largo, ni en el ancho, ni en el techo. Un desastre el Salvat.
Eliminar¿En serio que se liaron a pedradas? Hay que ser bruto. Menos mal que los vidrios eran de plástico...
ResponderEliminarLa miniatura es de ésas de rally que a mí me gustan: poca publicidad y discreta, transformación externa la justa, y el resto ya corría por cuenta del piloto y de los mecánicos.
Bueno y bonito este chevy... ...Saludos.
Así es. El Turismo Carretera era ni mas ni menos que Rally, un poco adelantado al tiempo. De ser una categoría novedosa a nivel mundial en sus inicios, pasó a ser la más antigua y vetusta de todas las que pisen las pistas hoy.
EliminarSaludos!
Hermosa miniatura, muy esperada pero no creí que la fueran a hacer, me quedé con las ganas del Falcon angostado, hubiese sido una dupla genial de íconos de esa época. Hoy dia está muy cotizada, por esas cosas incomprensibles de los "nuevos coleccionistas" otras cosas interesantes como el Trueno Naranja o incluso las Liebres pasaron como si nada, aún hoy es facil conseguirlos y para mí eran de los favoritos a agotarse enseguida. Con el cuadrado de Peduzzi sucedió algo aún mas curioso, al principio no lo quería nadie, había por todos lados, pero de golpe un repentino furor los hizo desaparecer y junto al chevitú son dos figuritas difíciles.
ResponderEliminarAsí es Julián. Tantos quedaron si aparecer... ameritaría una segunda parte esta colección. Sin tantos moldes repetidos y con la aparición de tantos nuevos que merecerían su lugar.
ResponderEliminarSaludos!