martes, 23 de junio de 2020

TC – CHEVROLET “EL CUADRADO” – RICARDO PEDUZZI (1962)

En la década de los 60s el TC comenzaba a transitar una etapa de transición entre las viejas “cupecitas” de Entreguerras a los autos compactos contemporáneos. En medio de aquel aggiornamiento de la categoría, y entre tanto prototipo e invento de “entrecasa”, había siempre lugar para las sorpresas.



El corredor Félix Peduzzi se había accidentado gravemente con una coupé Chevrolet en el Gran Premio de 1962. Los restos retorcidos del bólido habían quedado en los fondos de su taller. La carrocería y el chasis quedaron destruídos, pero el motor era recuperable, y su hijo Ricardo se lo pidió, junto con la caja, el diferencial y hasta las ruedas, a fin de instalar todo éso en un viejo casco de Chevrolet 1929 de calle.



El joven Ricardo armó su “hot rod” con la intención de “divertirse”. Tal era la caótica reglamentación del TC en aquellos años de transición, que inscribió aquella cafetera para competir en la máxima categoría del automovilismo local. Así debutó y a poco la gente apodó “El Cuadrado” a aquel esperpento automotriz, debido a su silueta poco ortodoxa.



Era un coche singular desde todo punto de vista. Sus líneas resaltaban por entre las del resto del parque automotor de la categoría. Desafiaba todos los conceptos aerodinámicos habidos y por haber. Apostaba a la fuerza bruta de su impulsor ya que su carrocería no ayudaba para nada. Pesaba 1.130 kg., es decir que su relación peso/potencia era muy favorable. Su motor Chevrolet de seis cilindros en línea fue a partir de 1968 reemplazado por un impulsor Tornado con caja ZF original de Torino.



El piloto se ubicaba adelante, en el centro del habitáculo, y el copiloto detrás de él, en una disposición extraña que sin embargo exigió una modificación por parte de la categoría para que se adapte el habitáculo a fin de que ambos pudieran situarse lado a lado de manera convencional.



En aquellos tiempos las carreras se repartían entre circuitos pavimentados y duros caminos de tierra, pero el Cuadrado estaba pensado sólo para los primeros. Su chasis aligerado de eje rígido con ballestas longitudinales delanteras y traseras tenía un diferencial trabado que obligaba a doblar de costado, haciendo “drifting” permanentemente, por lo cual se hallaba mucho más a gusto en pistas trabadas con muchas curvas que en tramos rectos de ruta de velocidad plena. “Un auto increíble, feo pero simpático”, así se refería Ricardo Peduzzi a su Frankenstein mecánico, sobre el cual sin embargo, tenía mucha confianza depositada.



El 13 de marzo de 1966, en la cuarta carrera del calendario, hizo su debut el Cuadrado, en una carrera que ganó Rubén Di Palma en el autódromo de Buenos Aires. En su debut, el coche llegó penúltimo, y nada hacía creer a la prensa y al público que ese tipo de auto pudiera tener algún logro deportivo de importancia. Sin embargo, el Cuadrado tuvo su día de gloria. El 10 de abril de 1966, en el autódromo de Río Cuarto, y a sólo un mes de su penúltimo puesto el día de su debut, el Cuadrado ganó la carrera de aquella ciudad cordobesa, siendo ésa su única victoria en su trayectoria de tres años en el TC.



Pasadas las temporadas, las modificaciones reglamentarias dejaron al auto sin chances de seguir participando. Peduzzi siguió compitiendo por algunos años mas en categorías zonales siendo en 1972 campeón del TC del Oeste. En el año 2015 un primo de Peduzzi, Carlos Grammatica, con la ayuda de sus tres hijos y con partes originales del Cuadrado, construyó una réplica del coche, que es la que se puede observar hoy en día en distintos eventos y exposiciones temáticas, generando la misma admiración que en el principio de esta particular historia.



La miniatura es de la colección TC de Planeta DeAgostini, no tiene retoques, es una excelente y esperadísima pieza, que abre las puertas a otras joyas “no campeonas” de la categoría, pero que escribieron la historia de la misma.   

CRUISER



5 comentarios:

  1. un fenómeno el cuadrado,
    de alguna manera entró en el subconsidente colectivo, transformandose en un mito y pasando a ocupar un lugar en la historia del TC, mano a mano con el Trueno Naranja.
    la reproducción está bien hecha, aunque hubo tantas versiones como carrera, con lo cual siempre habrá algún detalle que se escape, tendrian que sacar una colección de Cuadrados Inolvidables.

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  2. Asombroso es la primera palabra que me viene a la cabeza. Había que tenerlos "cuadrados" para correr con éso en los años 60. Y aún así logro ganar una carrera. No de las más importantes, pero la ganó. No quiero ni imaginar la cara del resto de participantes ese día.
    La miniatura me parece una delicia. Solo por la cantidad de publicidad local que tiene, ya merece la pena. Me devuelve a los tiempos en que se corría por afición, de una manera casi artesanal, y se buscaba financiación hasta debajo de las piedras.
    Saludos.

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  3. Debo hacer unas correcciones: en 1962 Félix Peduzzi ganó el Gran Premio; fue en el de 1965 donde sufrió el accidente. En el debut, el cuadrado sorprendió saliendo segundo en su serie y peleando los puestos de adelante hasta su retraso.
    El modelo me gusta, aunque lo veo un tanto levantado de adelante y algunas tampografías están erradas con el color (Gran Norte y Suixtil iban en rojo).
    Saludos.

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  4. Qué historia. No me puedo figurar la que se armaría entre la barra de Chevrolet cuando apareciera este aparato ante sus ojos, cruzándose de continuo.
    Increíble la afición y habilidad para la mecánica que semejante rompecabezas demuestra, y encima corriendo a buen nivel.
    Una maravilla que pienso buscar si vuelven los vendedores italianos que este pasado febrero estuvieron en el Classic Auto en Madrid. Si bajaran un poquito los precios...
    Saludos y enhorabuena por tan extraordinaria miniatura.

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  5. Que joya este modelito, si estuviera en Argentina le haría cacería.

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