Los Trabant no podían circular por las carreteras de Europa Occidental porque sus anacrónicos motores no cumplían con las normas antipolución vigentes en los países no-comunistas, por lo cual las últimas versiones del coche se equiparon con un cuatro tiempos de 1,1 litros de cilindrada, de origen VW Polo
Luego de la reunificación alemana pasó poco tiempo antes de que se supiera que los días del Trabant estaban contados.
La ineficiente línea de producción basada en excesivo porcentaje de mano de obra se mantuvo abierta sólo por los subsidios del gobierno, que muy pronto se terminaron.
La demanda se desplomó, mientras los residentes del Este prefierieron coches de segunda mano occidentales, que eran más eficientes y menos contaminantes.
Esta miniatura es marca IST, y representa al último Trabant, fabricado hasta 1991. A partir de ese año el coche y la marca pasaron a la historia.
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